lunes, 15 de noviembre de 2010

VENTANA ABIERTA DE PAR EN PAR



El DocBsAs cumplió diez años y los festejó con una programación de lujo. Breve recorrido por el universo del documental contemporáneo. 

Por Eduardo D. Benítez

“Al emprender ciertas aventuras culturales no se tiene certeza de cuánto tiempo se podrá sostenerlas. Pero hemos sido empeñosos, testarudos y,  sobre todo, apasionados con la tarea.”, dicen Carmen Guarini (directora de programación junto a Luciano Monteagudo) y Marcelo Céspedes (Director General) en el editorial del impecable catálogo del DocBsAs 10. La frase se inspira en hechos concretos. Durante estos últimos diez años el DocBsAs se “aventuró” a presentar filmografías inexploradas por públicos locales.  Si se hace un repaso por programaciones de ediciones anteriores, es notoria esa labor “apasionada” por el riesgo, por lo inédito. El DocBsAs tiene vocación de semillero. Los directores que engrosaron su grilla se convirtieron en piezas ejemplares de un modo del decir documental contemporáneo. Entran en esta nómina hallazgos de autores como Avi Mograbi, Wang Bing y Eyal Sivan, por ejemplo. Uno puede asegurar que es un acierto que el DocBsAs sea una muestra y no un festival. Porque de estar en competencia, la contienda sería dificultosa a la hora de elegir la premiación por la gran cantidad de films imprescindibles que poblaron la pantalla de la Sala Lugones (y en la edición 2010 también la Alianza Francesa y la Casa del Bicentenario). 

 El recorrido histórico es conocido. En sus comienzos el cine instaura dos modalidades enunciativas que no abandonará jamás. Por un lado el cine como reproducción documental (Lumière). Por el otro, un uso “creativo” y artificioso del dispositivo que muchos señalan como germen de la ficción cinematográfica (Mellies). Sin embargo basta con sumergirse en las primeras páginas del flamante libro de Jean Luis Comolli que se presentó en el DocBsAs (Cine contra espectáculo, Editorial Manantial) para poner en cuestión ese destino cifrado del cine en dos vertientes delimitables desde sus años mozos. Glosemos al ex Cahier du cinéma refiriéndose a la primera película de la historia (La salida de la fábrica Lumière, Louis Lumière, 1895): “La puerta de la fábrica, “ventana” abierta de par en par, dejaba salir oleadas de obreras, pero era conveniente conseguir que se cerrara antes del final del carrete de película (cincuenta y siete segundos). Por lo tanto, el primer film es a la vez un documental (las verdaderas obreras) y una ficción (tres tomas con cambio de actuación y vestuario). Es hora de recordar la fórmula sintética de Christian Metz: todo film es un film de ficción.” 

 La discusión sobre los límites entre la ficción y lo documental es de por si conflictiva y para nada conclusiva. Si se tiene en cuenta que –por ejemplo- el padre del documental clásico, Robert Flaherty,  ya  en 1922 “forzaba” las imágenes de su primera película Nanuk, el esquimal proveyéndoles arpones a los esquimales cuando en aquella época esa comunidad ya utilizaba armas de fuego; ¿podría aceptarse que la discusión tal vez sea algo estéril? Paradójicamente la anécdota parece confirmar que no. Pues es germinal y anticipatoria de todo un cine documental que además de ofrecer al espectador un registro de “lo real”, pondrá de relieve la mirada particular del realizador y evidenciará el proceso de su trabajo de puesta en escena. También  la afirmación de Metz (“todo film es un film de ficción”) impulsa a considerar más que necesaria una Muestra Documental  como el DocBsAs, cuya amplitud de estéticas, metrajes y soportes contribuye a preguntarse cuáles son los límites y posibilidades de eso que reconocemos como cine documental.

 Este año el DocBsAs abrió el juego –incluso- a  expresiones que no suelen tener lugar en salas cinematográficas. Cercanos al lenguaje del video arte o al mundo de los museos, León Ferrari, Marcos López, Marcia Schvartz -entre otros- dieron muestra de su experimentación con el video en formato cortometraje en la sección Videos por artistas. La palabra experimental también ilustra la excepcional proyección performática que Claudio Caldini y Andrés Di Tella presentaron bajo el nombre de Hachazos

El formato largometraje configuró el grueso de los films exhibidos.  El abanico fue amplio en estéticas y miradas. Cine expositivo, de observación y documental en primera persona. Este último tal vez sea la modalidad de abordaje documental más “contemporánea”. Elabora un tipo de información o conocimiento que no se resume en la exposición del objeto filmado. El lazo casi íntimo que genera con su realizador también lo hacen distinguible. Por ejemplo, la voz off ya no es una deidad audiovisual que viene a explicar el mundo sin mediaciones. La voz del director está allí para preguntarse, dudar y ampliar el universo al unísono y casi en consonancia con el espectador. Tal vez esto último se vea reflejado de la manera más directa en el film Guest de José Luis Guerin. Acaso por tratarse de una crónica de viaje donde –por momentos- el tiempo parece desplegarse en simultáneo entre cineasta y espectador. Guerin pasea con su cámara portátil buscando el personaje de su futura obra, por las ciudades donde presentó una de sus películas y adquiere casi al sesgo pequeñas viñetas de la realidad cotidiana de cada lugar visitado,  sin afanes denuncistas. El uso retórico de la primera persona forma parte de Turistas del espacio de Christian Frei quien retrata con ironía, el ambicioso emprendimiento (entrenamiento) de un par de multimillonarios que hacen turismo espacial. Diferente a Guest -que reafirma cierta poética del yo- ; Frei interviene con su cuerpo y su voz con propósitos más pedagógicos: para subrayar  una idea sobre aquello que ya ha sido ilustrado con las imágenes mediante el montaje. 

 Proponer miradas no seriadas del mundo es la tarea de muchos de los films programados en DocBsAs. Es posible que en la televisión se reflejen muchas de las  temáticas plasmadas en algunos films de esta muestra. Pero muy distinto es su abordaje. La historia de Gurú Bhagwan, su secretaria y su guardaespaldas pudo haber sido conocida por muchos, pero por los testimonios, el hecho de develar progresivamente la identidad “pública” del personaje retratado, hacen que el film se corra del eje sensacionalista del clásico informe documental y ofrezca una mirada alternativa al exotismo new age. Algo parecido ocurre con El Sicario Room 164, obra en la que un asesino a sueldo que transitó su raid criminal sin conflictos entre EEUU y México, da cuenta -en modo de entrevista única- de los más cruentos procedimientos de tortura. Durante ochenta minutos asistiremos al meticuloso relato del verdugo  encapuchado. Hay algo en ese mecanismo confesional íntimo que convierte a la película de Gianfranco Rosi en una pieza desgarradora. El modo de la escucha y el respeto por aquello que está frente a cámara, ubican a El sicario room 164 en el polo opuesto de la espectacularización del documento televisivo. Acaso porque en la pantalla catódica los tiempos de comprensión del objeto retratado son vertiginosos. La dramaturgia de los gestos de quienes aparecen allí representados está regida por un frenético “fast tv” que exhibe y olvida con la amnesia propia de la circulación del mercado global de imágenes.

 En las dos grandes retrospectivas (Jordà-Comolli) hubo lugar para que el cine hablara del cine. Aquí la gran joya fue Ante los fantasmas de Jean Louis Comolli. El director francés revisa Noche y Niebla, y señala por lo menos tres cosas importantes: 1) recordar que los campos de concentración y los centros de exterminio han dejado una herida que todavía hoy sigue abierta 2) que a partir del montaje de imágenes de archivo ciertas zonas de la Historia pueden ser esclarecidas 3) que el film de Resnais no ha envejecido para nada. De la retrospectiva dedicada a Joaqun Jordá se destacan, la más conocida por estos lares De Niños y uno de los grandes momentos del DocBsAS: la proyección de El encargo del cazador.  

Lo que pone en escena una muestra como el DocBsAs y sigue resultando inquietante –y por ende motivo de variadas pasiones - es que 120 años después de esa primera película (La salida de la fábrica Lumière) el cine siga convocando preguntas alrededor de sus posibilidades y su naturaleza.

Artículo publicado originalmente en Revista Haciendo Cine nº 109

lunes, 1 de noviembre de 2010

EL HIPNOTIZADOR




Publicada inicialmente en la revista Fierro (en su segundo período), la historia de este personaje nocturno y entrenado en el arte de la hipnosis, da muestras del tándem impecable que forman el guionista Pablo De Santis y el dibujante Juan Saénz Valiente.

Por Eduardo D. Benítez

El protagonista del libro es Arenas, un hombre con dificultades para conciliar el sueño que trabaja dando un show como hipnotizador en un teatro local. Alojado en un porteño hospedaje llamado Las Violetas, nuestro héroe irá develando su pasado perturbador al tiempo que un puñado de microhistorias serán protagonizadas por el resto de los moradores de la pensión.

Una de las virtudes a destacar deEl hipnotizador es que abre por lo menos dos vías de lectura. Si por un lado el libro cuenta con historias unitarias en breves capítulos de seis páginas cada una, por otro lado, esas mismas historias articuladas abren la posibilidad de lectura en clave de novela gráfica tradicional.

Y no sólo eso, hablar de la dupla De Santis- Sáenz Valiente es hacer mención de un equipo que captura al lector en su manera elegante y algo melancólica de construir a su personaje. Con un refinado equilibrio entre dibujo y escritura la vida del señor Arenas conmueve a través del relato crepuscular de su pequeño universo.


Reseña publicada originalmente en la sección libros de HC de noviembre 2010