Por Eduardo D. Benítez
Basta con leer sólo las primeras páginas para
que Rojo Floyd revele su esencia
mutante, su carácter inaprensible y lúdico. En este volumen, el novelista
italiano Michele Mari enhebra varios libros en uno: un documento titánico y ecléctico
sobre una banda de rock, una vidriera de personajes sorprendentes, un relato
filosófico a varias voces que se pregunta sobre la gestación de las leyendas
populares, un puzzle hilarante donde ficción y realidad se entrelazan para
producir conocimiento. Porque ya se trate de herramientas puramente imaginarias
o de recurrir a testimonios provenientes de la “realidad”, el lector puede
estar seguro que acercándose a esta novela, el Universo Pink Floyd se complejiza y expande. La estructura
narrativa del libro es al menos curiosa, cuando no intrépida. Múltiples voces
en primera persona se superponen para dar testimonio sobre la figura del
emblemático integrante de Pink Floyd Syd Barret (la ausencia más omnipresente
de la novela), quien tras una ingesta de LSD “enloqueció” y dejó al grupo en
1966. Allí, David Bowie, Stanley Kubric,
Michelangelo Antonioni, Alan Parsons, y los propios músicos de la banda aportan
anécdotas y se preguntan sobre el misterioso decurso del miembro fundador de
los creadores de The Dark
Side of the Moon. Es importante aclarar que no hace falta ser un
melómano empapado en los entretelones de la banda inglesa para disfrutar
plenamente de Rojo Floyd, la novela no se agota en la simple interpelación a
fans y entusiastas. Cualquier lector estará encantado de perderse entre las
tramas e intrigas de esta pluralidad de ritmos y voces fabuladas por la sutil
prosa de Mari.
Reseña publicada originalmente en Revista Haciendo Cine.
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