miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL THRILLER DÍSCOLO DE CARLOS NINE



 Por Eduardo D. Benítez

En Argentina la difusión de la obra Carlos Nine es más bien exigua. Descontando las serializaciones en la segunda etapa de la Revista Fierro, solamente promediando los ‘90 Colihue se dignó a editar una compilación de Keko el Mago en su famosa colección Narrativa dibujada. Ante ese panorama de desertificación editorial en formato libro, el maestro del noveno arte aparece con esta gema llamada Fantagas que Moebius Editora convida al lector con sed de viñetas. 

 Fantagas es menos la historia ilógica y grotesca que parece ser a simple vista, que un policial craneado a través de una imaginería embebida en cognac, la contracara pesadillesca de un detective cuya intuición se encuentra en debacle. Publicada originalmente en Francia en 1995, la novela gráfica de Nine narra las fugas nocturnas de Pernot, un señor en bombín y polainas que investiga los cruentos asesinatos por los cuales Fantagas -criminal fantasmagórico si lo hay- y Siboney -una pussy killer felina – son los principales sospechosos. Entre noches de copas y variados misterios, Pernot naufraga en su propio aturdimiento y Nine descorre el telón de un dibujo abrumador, que ostenta un derroche de ocres y traza figuraciones (personajes) que en muchas ocasiones sólo se expresan a medias o se limitan a existir como meras sombras. La tracción narrativa va yuxtaponiendo gradualmente escenas de sadismo, ensueños erotizantes, el monólogo frustrado de un detective sin rumbo. Hay que decir que en la barroca sinfonía de objetos-personaje que Fantagas muestra como una fábula algo incoherente, existe en realidad una coherencia interna absoluta que obliga a meternos de lleno en la negritud de su corazón policial. Su lectura induce a un ajustado desequilibrio y, sobre todo, incentiva las ansias de ver más… 

 

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