La versión española de la
revista Cahiers du Cinema impulsa la
colección de libros Maestros del Cine, con un puñado de títulos dedicados a
célebres directores de la historia del cine mundial.
Por
Eduardo D. Benítez
“El
más constante privilegio que se atribuye a los maestros es sin duda que saben
ver cómo se pone todo a su favor. Incluso los defectos más simples” dice
Jacques Rivette en 1953 en una crítica para Cahier titulada Sobre la invención. En ese texto –que
adquiere un tono pasional y algo indulgente propio del fervor de una época
rubricada por la política de los autores- se exponía una especie de elogio
incondicional y acrítico a un desparejo film de Nicholas Ray y por carácter
transitivo a su “autoría”, a su sello de “maestro”. Hoy, sesenta años después,
es con ese mismo registro de adoración y exegesis del “genio sin parangón” que
se presenta a los directores incorporados a la serie Maestros del Cine.
Ideada
hace unos años atrás por la versión original (la francesa) de Cahier du Cinéma, la serie Maestros del
Cine que hoy se publica en español, tiene como propósito difundir vida y obra
de los más destacados autores (tanto clásicos como modernos) del séptimo arte. Presentada
en un formato que recuerda al de los catálogos de arte, conformados por un rico
y valioso material fotográfico, la colección introduce de manera sintética (son
volúmenes de 100 páginas promedio) pero no por eso poco rigurosa al universo
estético de una selección cinéfila de pesos pesados. A saber: Hitchcock, Spielberg, Almodóvar, Kubrick, Scorsese,
Eastwood, Lynch, Coppola, Tim Burton, Woody Allen, Welles y Chaplin, Billy
Wilder.
Como
se evidencia, la lista es heterogénea: clásicos popes de la autoría (Hitchcock), artesanos más ligados a lo independiente (Lynch) y asalariados de la
factoría audiovisual (Spielberg). Quienes nos introducen a las trayectorias
filmográficas de esos doce cineastas son colaboradores actuales y legendarios
de la revista parisina. Podemos esperar, entonces, una extraña combinación
entre un registro introductorio de los personajes y un análisis estético más cercano
a lo sesudo. Es el caso de dos de los más refinados tomos de la serie: el que
corresponde a David Lynch escrito por Thierry Jousse y el que escribe Stephane
Delorme acerca de Francis Ford Coppola.
Hay
que agregar al combo una suma de datos curiosos de rodaje, y algunas valiosas
entrevistas aparecidas en números viejos de los Cahier. En el apéndice existe
una nutrida información para el lector no avezado que induce a complementar la
lectura central de cada tomo: una cronología de vida de cada director, una
exhaustiva lista filmográfica con sus rigurosas fichas técnicas y bibliografías
sugeridas para seguir explorando. Con una elegante edición y de la mano de las
más celebradas plumas de la crítica cinematográfica, la colección Maestros del
Cine propone un programa difícil de rechazar.
Reseña publicada originalmente en Revista Haciendo Cine.
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