jueves, 1 de agosto de 2013

EL ÍCONO RECARGADO




Catálogo de estampas biográficas sobre Bob Marley. Retrato de un alma rebelde explicada a los niños. 

Por Eduardo D. Benítez 

Bob Marley recargado. Abundante material fotográfico, en súper 8, archivos de shows, entrevistas a familiares y amigos, testimonios en off del ídolo musical a lo largo de dos horas y veinte minutos, hacen del documental de Kevin Macdonald un obsesivo peritaje informativo, una elefantiásica acumulación de hechos. Es un recorrido de asfixia periodística, de datos biográficos minuciosos que, en muchos casos, simplemente evidencian una obstinación neurótica por el detalle inconducente,  similar al decurso extenuante que dedicara Martin Scorsese en el retrato de la vida y la obra de George Harrison y Bob Dylan. Marley  es un documental de corte clásico que organiza su relato alrededor de un montaje omnipresente y encuentra sus líneas argumentales en los declaraciones a cámara de los entrevistados: Rita Marley, Bunny Wailer, Ziggy Marley, Lee Perry son algunas de las personalidades que le dan carnadura al mito a través de sus palabras. Kevin Macdonald (director curtido en el arte documental pero también en el mundo de la ficción: El último Rey de Escocia) contó con la autorización de la familia Marley para realizar el primer material filmográfico “definitivo” sobre este gran músico -difusor del reggae en todo el mundo. Y el precio de ese aval parece haber sido el abordaje cuidado y algo conservador del personaje en cuestión. Aquí se describe al creador de ‘I Shot The Sheriff’ y ‘No Woman No Cry’, entre otros hitazos, en sus distintas dimensiones (creador musical, guía espiritual, amante apasionado, héroe contestatario y pacificador, promotor político) pero nunca se logra salir de la figuración icónica de ese Bob Marley que adorna afiches, posters y remeras. No hay en el film un sólo matiz que logre problematizar ningún aspecto de la vida de Marley. Las vidas de los santos populares se cuentan con las tensiones narrativas del martirologio. Cada testimonio suma una capa más de lugares comunes y una voluntad cándida por enaltecer al músico al nivel de un ídolo pop, de ligera asimilación, destinado a colmar las vidrieras de un merchandising store. Y si por momentos, algunos trazos del film logran arrobarnos (como aquel tramo en el que vemos a Marley bregando por la reconciliación de dos facciones políticas que se disputan el poder en Jamaica sin mucha destreza política pero con resultados efectivos, o se esboza cierto cuestionamiento por dar un show contratado por un dictador Africano), en cuestión de pocos planos se retoma el hilo convencional del film cuyo propósito es consolidar su estatuto de leyenda.


Por lo demás, el pintoresquismo abunda. Desde la descripción epopéyica del chico nacido en el campo que labraba la tierra que logró conquistar el mundo con sus rezos a Jah, pasando por la descripción del nacimiento del género reggae que se explica a partir de una conversación de bar entre Peter Tosh y el propio Marley, hasta darnos de lleno con las imágenes que muestran su amor por el fútbol hacen del documental Marley una sobredosis de información sobre el artista. Tal vez demasiado abrumador, más de lo que podemos asimilar. 

Reseña publicada originalmente en Revista Haciendo Cine 

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