miércoles, 14 de julio de 2010

REINETTE Y MARIBELLE


Por Eduardo D. Benítez

Luego de crear esa maravilla llamada El rayo verde en 1986, el ex redactor de cahiers du cinema no se detuvo un instante a descansar e  hizo Reinette y Mirabelle, una sensacional comedia dramática que reactualiza algunas constantes temáticas de su autor. El relato tensado por dos (a veces más) personajes de caracteres psicosociales opuestos es un rasgo constante en el cine de Rohmer. El caso de Reinette y Mirabelle es uno de los más bellos ejemplos de lo que se acaba de enunciar.

Las dos jóvenes que dan título al film provienen de universos casi antitéticos: la primera hace honores a la sencillez de la vida de campo y al entusiasmo por las cosas mínimas; la segunda al bagaje neurótico que implica la dinámica de la vida urbana. Sin embargo la historia no se reduce a la mera exposición de esquematismos puros, sino que a través de una bella tarea de puesta en escena rohmeriana logra armonizar las polarizaciones de sus dos personajes y hace devenir su relación en una amistad desinteresada e intensa. Pero ¿dónde radica la potencia rohmeriana que le da vitalidad a este film? En hacer de las conversaciones improvisadas de sus personajes un enmarañado camino de autodescubrimientos que impacta de lleno en el espectador, en convertir un simple plano secuencia en el lugar donde se tejen las reflexiones sobre lo rural y lo urbano, la ética y el escepticismo.

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