martes, 3 de mayo de 2011

LA CIUDAD DE LOS PUENTES OBSOLETOS




El mundo de la historieta argentina se ensancha y revela a una de sus joyas mejor guardadas: el dibujante Federico Pazos. 

Por Eduardo D. Benítez

La anécdota puede parecer simplona pero, incluso así, resulta heroica. Un buen día Liniers -renovador argento  del noveno arte- encuentra en alguna latitud inhóspita del ciberespacio a un artista admirable. Es que ha caído en la web de su colega, entonces desconocido, Federico Pazos. El trazo obsesivamente definido del dibujo y la riqueza de sus guiones inquietaron tanto al creador de Macanudo, como para llevarlo a editar las fechorías del joven historietista en su flamante sello, Común. Entonces, la novela gráfica La ciudad de los puentes obsoletos sale a la luz gracias a un encuentro azaroso y al ánimo de peritaje artístico de Liniers, quien consolida el catálogo de su emprendimiento editorial que ya cuenta con varias gemas publicadas como Dora de Ignacio Minaverry y El arte de Juanjo Sáez. 

No es fácil resumir la trama argumental de La ciudad de los puentes obsoletos porque en su largo periplo, su protagonista experimenta un sinfín de situaciones marcadas por un extremo ilogicismo.  En síntesis: Paco –un pibe timidón trajeado con boina y mochila viajera- se traslada hacia a la extraña ciudad de “Astromburgo” donde espera pasar una temporada veraniega como empleado en una panadería. Pero el escenario, que en principio parece de lo más corriente, comienza a enrarecerse cuando Paco visita una playa habitada por “gigantes tumbados” y es devorado por una inmensa ola que lo arrastra hacia territorios tan insólitos  como adversos. Aquí cierto absurdo marca el pulso de la historia y la figuración de todos los personajes, haciendo que la razón naufrague por una cadena de ilógicas situaciones. Una ciudad ominosa, un rey que custodia su corona con recelo y somete a sus pobladores y una chica que crea esculturas con pan componen el fresco alucinado que nuestro héroe recorrerá con asombro y con la urgencia de no llegar tarde a su trabajo. 

Menos pesadillesca que las novelas gráficas de Daniel Clowes (adalid yanqui del comic under), pero igual de fantástica, La ciudad de los puentes obsoletos da muestras de un lápiz exquisito que explota al máximo las posibilidades creativas del dibujo. Pero las influencias no vienen sólo del universo comiquero. Hay en la novela de Federico Pazos una fuerte impronta kafkiana en la descripción de una circularidad de la que no existe escapatoria y cierta búsqueda lúdica que la acerca a Alicia en el país de las maravillas.
Federico Pazos describe una realidad que de tan alucinante se vuelve verosímil y hasta posible. Pequeña cura para amodorradas imaginaciones y muestra cabal de la vitalidad de la historieta argentina. No viene nada mal darse una vuelta por La ciudad de los puentes obsoletos, atreviéndose a circular junto a Paco por geografías desconocidas para darle lugar a una aventura delirada.

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