jueves, 4 de agosto de 2011

CHISMOGRAFÍAS



 El proyecto independiente Fan Ediciones cuenta con un catálogo de libros dedicados al cine fantástico, de zombies, mutantes y vampiros. Su última publicación es Pantalla Freak de Alexis Puig: un compendio de textos que retratan el cine como fenómeno berreta.

Eduardo D. Benítez

Drogones, dementes, buscavidas y atorrantes. Hay algo que seduce automáticamente en los entretelones del cine de clase B, en la ingeniería del bajo presupuesto. El tinte de baja estofa que prometen sus backstages, sus chismes y sus procesos de producción tienen el sabor de las historias viscerales y toscamente apasionadas. En el libro Pantalla Freak, se glosan muchas de esas historias, que pueden estar protagonizadas por Armando Bo, Narciso Ibáñez Menta o Nelson. Si, ese señor minúsculo devenido showman-habitué de Hola Susana, que en 1988 protagonizó una famélica producción italiana del género horror: El hombre rata

 Inventario personal, repertorio de un anecdotario burlesco por parte del periodista Alexis Puig, el libro comienza su recorrido definiendo genealógicamente la palabra freak, para convertir en punta de lanza de las bizarrías del globo a ese film clásico y maldito de Tod Browning llamado Freaks (1932). Pero esa categoría también le sirve a su autor para adentrarse en terrenos menos propios de la caterva del terror movie: el capítulo titulado cine freak onanista rinde culto al erotismo de producción modesta. Por esas páginas circula -por supuesto- la delantera de nuestra Coca Sarli, la pulposidad alucinógena de Tara Satana, y sobre todo las lecciones del maestro Roger Corman que –pedagógico- ilustraba: “para que una película funcione en la taquilla, debe contener un buen monstruo y un excelente par de tetas”.  


Hábil en el manejo del dato curioso, Alexis Puig también nos cuenta – un escalón más en su despensa de bizarrías- las rarezas de un sistema de producción tan desconocido como el del cine turco. Allí, por ejemplo, existe la tradición popular de filmar adaptaciones nacionales de los grandes tanques americanos. Es así como en El regreso de Superman versión turca, “el Hombre de Acero luce un disfraz arrugado con una S gigante en el pecho, que parece alquilado en un cotillón de Once y vuela sobre el fondo de una supuesta galaxia hecha de bolitas de navidad colgadas con hilos”. Pero no todas las anécdotas que se compilan en Pantalla Freak son exclusivas del mundillo del fílmico. El libro también logra inmiscuirse en los vericuetos de la pantalla catódica. Entran en el anecdotario del berretismo televisivo Don Chizito Winograd, el border Ricardo Fort y la reina de los freaks: Annabela Ascar de Crónica TV

 Heterodoxo en su forma de presentar sus anécdotas, descontracturado en su prosa, el libro Pantalla Freak basa su real nervio en chismografías cinéfilas de toda calaña y pelaje. Por eso, amigos: “abran cancha y no se atoren, que hay pa` todos y tupido”.


Reseña publicada originalmente en Revista Haciendo Cine. 

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