jueves, 21 de julio de 2011

OTROS MUNDOS de Gonzalo Aguilar




Se reedita, en versión actualizada, el volumen que se ocupó de pensar con rigor al Nuevo Cine Argentino: Otros Mundos de Gonzalo Aguilar. Para los cinéfilos, un libro que ya tendría que ser un clásico.

Por Eduardo D. Benítez

Hoy, quince años después del estreno de las primeras películas de Adrián Caetano, Lucrecia Martel, Martin Rejtman (por nombrar a algunos) la categoría “Nuevo Cine Argentino” parece estar naturalizada e incluso resulta de uso común para denominar un tipo de producción estética como correlato de un modo de financiación, circulación, etc. particular de la escena cinematográfica nacional. Sin embargo, hace apenas unos años eso no resultaba tan fácil. Había que describir con rigor aquellas cinematografías que aparecían como síntomas de una estilística nacional o de época, autodefinirse como corte y renovación con respecto a la esterilidad vanguardista de décadas precedentes (particularmente la del 80) no sólo desde la producción, sino también desde la crítica y el público. Es allí cuando, en el año 2006, se inserta como una pieza fundamental en ese terreno el libro de Gonzalo Aguilar para ordenar, historizar, poner en serie y en crisis esos otros mundos cinematográficos que orbitaban desde hacía tiempo y propiciaban los debates más candentes de la reseñística argentina. 

Los jóvenes directores de la generación del NCA no sólo exploraron al máximo sus posibilidades creativas al punto de constituir poéticas personalísimas (no es lo mismo Lisandro Alonso que Pablo Trapero, pero ambos encarnaron muchos aspectos del NCA); como contrapartida a un vetusto cine precedente, a todo un sistema de producción que acostumbraba a imaginar sus ideas en un carril de abultados presupuestos, demostraron que se podían concebir películas como parte de una verdadera aventura, que Aguilar no tarda en definir “en su sentido primordial de búsqueda o invención de experiencia: se sale a rodar con la cámara sin que el objetivo final esté mínimamente garantizado”. Entonces hay un abanico que ayudó a pensar la producción artística de este grupo de realizadores que ni de lejos se resume en patrones estéticos comunes. Existieron formas de producción y distribución, organismos y fundaciones, escuelas de cine y de crítica que obligaron a pensar en un “nuevo régimen creativo”. 

 Pero si creemos que toda esta historia nos parece muy conocida, la segunda edición actualizada de Otros Mundos agrega un sustancioso epílogo donde se aborda al cine nacional desde el 2006 hasta la fecha.  ¿Y qué fue lo que ocurrió en ese período? Nada más y nada menos que los directos del NCA siguieron filmando, tuvieron coqueteos con el mainstream y experiencias en un sistema más industrial (Tarpero, Caetano, Lerman). Pero paralelamente se consolida lo que Aguilar llama un cine anómalo: “una serie de películas marginales, bastardas y obstinadas que buscan instaurar otro circuito y una experiencia en los bordes de la industria”. Y en ese contexto se enmarca, obviamente, el monumental e inclasificable film de Mariano Llinás Historias extraordinarias. Pero también el cine de Gustavo Fontán, Pablo Fendrik y Santiago Loza. 
  
Reseña publicada originalmente en Revista Haciendo Cine. 

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